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Asunto: Open Dialogue Tornio (Finlandia) Me parece un enfoque interesantísimo para un ETAC en los servicios públicos de Salud Mental…. E importantísimo para los tiempos que corren. Creo que merece máxima difusión. Marisol Filgueira. ________________________________ El enfoque finlandés Diálogo Abierto http://wildtruth.net/dvdsub/es/dialogo-abierto/ http://www.mindfreedom.org/kb/mental-health-alternatives/finland-open-dialogue http://www.isps.org.au/2014_Open_Dialogue_Tour.asp https://www.youtube.com/watch?v=ksu9wIsLReM 3’10” https://www.youtube.com/watch?v=4Xvp5vpwWf4 74’00’’ (Daniel Mackler) En el extremo norte de Finlandia, en Laponia Occidental, a dos pasos del círculo polar ártico, un grupo de innovadores terapeutas familiares transformó el sistema de salud mental tradicional de la zona, que una vez tuvo uno de los resultados más pobres de Europa en el tratamiento de la esquizofrenia, en un sistema que ahora obtiene los mejores resultados del mundo occidental para el primer episodio psicótico: aproximadamente una tasa del 85% de recuperación completa, la mayoría sin medicación, 75% de reinserción en el mundo laboral o académico en un plazo de 2 años, y solo un 20% de los casos mantiene medicación antipsicótica al cabo de 2 años de seguimiento, hasta el punto de que la esquizofrenia está desapareciendo de la región, bajando a 2 casos por 100.000 habitantes (un descenso del 90%) porque los primeros brotes no se cronifican. Los datos, documentados con estudios realizados a lo largo de los últimos 30 años, rompen con el mito de que la esquizofrenia es para toda la vida. Se trata de un enfoque filosófico y teórico para las personas que atraviesan una crisis de salud mental, sus familias y redes sociales, y es un sistema asistencial. No es un sistema alternativo a los servicios psiquiátricos ordinarios, es el servicio psiquiátrico de Laponia Occidental, que ha desarrollado un enfoque integral y bien integrado de los dispositivos de tratamiento en régimen interno y externo. Basado en el trabajo con las familias y las redes sociales, en la medida de lo posible en sus hogares, los equipos tratan de ayudar a los implicados en una situación de crisis a mantenerse juntos y en diálogo. Su experiencia indica que si la familia/equipo puede soportar la emoción extrema de una situación de crisis y tolerar la incertidumbre durante el tiempo compartido, suele surgir el sentido y es posible la curación. A este enfoque, desarrollado por Jaakko Seikkula, Markku Sutela y el equipo multidisciplinar del Hospital Keropudas de Tornio (Finlandia), lo llaman Diálogo Abierto. Basado en la terapia familiar sistémica, la teoría comunicacional de Bateson (1962), el construccionismo social y la teoría dialógica de Bakhtin (1984), sus principios focalizan la intersubjetividad y el diálogo polifónico sobre la reconstrucción de la realidad, el sentido, las metáforas y los dilemas emocionales implícitos en la crisis psicótica en el curso del encuentro transdisciplinar con los usuarios y sus familias, así como la red social y las relaciones democráticas. Aunque radical en estos tiempos de cócteles de fármacos y hospitalizaciones involuntarias, es sorpresivamente simple. Se encuentran con los usuarios en crisis de manera inmediata, y a menudo diariamente, hasta que la crisis se ha resuelto. Evitan la hospitalización y su consiguiente estigma, al acudir a los hogares de los usuarios que solicitan sus servicios. Y, quizás lo más controvertido: cuando es posible, evitan el uso de medicación antipsicótica. También trabajan en grupos, porque ven a la psicosis como un problema que involucra las relaciones. Incluyen en el proceso de tratamiento a las familias y a las redes sociales de quienes buscan ayuda, y sus clínicos trabajan en equipos, no aislados ni de forma individual. Además, el abordaje valora todas las voces en el tratamiento, especialmente las voces de las personas en crisis. Y, finalmente, prestan sus servicios, que operan dentro del contexto del sistema de salud socializado en Finlandia, de manera gratuita. Diálogo Abierto ofrece, en entrevistas realizadas a psiquiatras, psicólogos, enfermeras y periodistas, una visión sólida de la recuperación sin fármacos y una dura crítica a la psiquiatría tradicional. Sus documentales se encuentran accesibles de forma gratuita en Youtube, invitando a una revolución en la industria de la salud mental. Jaakko Seikkula PhD. Professor of Psychotherapy, University of Jyväskylä, Finland. Ha desarrollado intervenciones familiares y en red social para el abordaje de la psicosis y otras crisis. Miembro del equipo de Tornio desde comienzos de los 80 hasta 1998. Creador del enfoque Open Dialogue. Investigaciones sobre procesos y resultados en terapia familiar de la psicosis y la depresión, y sobre intervenciones en red social en el entorno natural. Markku Sutela MA. Chief Psychologist, Keropudas Hospital, Western Lapland, Finland. Miembro del equipo Open Dialogue desde 1983. Psicólogo Clínico, especialista avanzado y formador en Terapia Familiar. Focalizado en los encuentros prácticos cotidianos con las personas según los principios de Open Dialogue. Bibliografía: https://www.dropbox.com/sh/h70elllycg0o9yh/AAAM4-mVMX_onZeWtdoNODUQa?dl=0 Holmesland, A.L., Seikkula, J., Nilsen, O., Hopfenbeck, M. & Arnkil, T.E. (2010 Sep). Open Dialogues in Social Networks: professional identity and transdisciplinary collaboration. International Jorunal of Integrated Care, 10, 1-14. Seikkula, J. (2008). Inner and outer voices in the present moment of family and network therapy. Journal of Family Therapy, 30, 478-491. Seikkula, J. (2011). Becoming Dialogical: Psychotherapy or a Way of Life? The Australian and New Zeland Journal of Family Therapy, 32, 3, 179-193. Seikkula, J. & Arnkil, TE (2006). Dialogical meetings in social networks. London: Karnac Books. Seikkula, J. & Arnkil, T.E. (2013). Open Dialogues and Anticipations – Respecting Otherness in the Present Moment. Hellsinki: THL. Seikkula, J., Laitila, A. & Rober, P. (2012 Oct). Making sense of multi-actor dialogues in family therapy and network meetings. Journal of Marital and Family Therapy, 38, 4, 667-687. Seikkula, J. & Olson, M.E. (2003). The Open Dialogue Approach to Acute Psychosis: Its Poetics and Micropolitics. Family Process, 42. 403-418. Seikkula, J. & Trimble, D. (2005). Healing Elements of Therapeutic Conversation: Dialogue as an Embodiment of Love. Family Process, 44, 461-475. Sutela, M. (2012 Dec). Visiting Open Dialogue: ‘What it is, what it looks like and how it is experienced’. Australian and New Zealand Journal of Family Therapy, 33, 4, 283–284.
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Intervención en la psicosis, el modelo de Laponia Occidental: Diálogo Abierto (Robert Whitaker)10/8/2017 miércoles, 28 de mayo de 2014
Primero, vamos con las presentaciones: Mikel Valverde es un psicólogo clínico que ha publicado artículos del máximo interés en nuestro campo (por ejemplo, aquí o aquí) y autor de traducciones de textos englobados en una cierta psiquiatría crítica (es decir: honesta, científica, independiente y volcada al bienestar de los pacientes sin sombra de paternalismo). La última entrada que publicamos estaba escrita por él y por el psiquiatra José A. Inchauspe y hoy recogemos de nuevo una traducción que tuvo la amabilidad de hacernos llegar. Se trata de un texto escrito por Robert Whitaker, periodista de investigación especializado en temas de Salud Mental (la página web que dirige, Mad in America, es absolutamente imprescindible), perteneciente a su libro Anatomy of An Epidemic: Magic Bullets, Psychiatric Drugs, and the Astonishing Rise of Mental Illness in America, incomprensiblemente no publicado en castellano. A continuación, el texto de Whitaker traducido por Valverde: Intervención en la psicosis, el modelo de Laponia Occidental: Diálogo Abierto Durante mucho tiempo, Laponia Occidental, Finlandia, tuvo una de las tasas más altas de esquizofrenia de Europa. Allí viven alrededor de 70.000 personas, y en la década de 1970 y principios de 1980, cada año se daban veinticinco o más nuevos casos de esquizofrenia, la tasa de incidencia era el doble o incluso el triple que en otras partes de Finlandia y del resto de Europa. Además, los pacientes habitualmente se convertían en enfermos crónicos. Pero hoy los resultados a largo plazo de los pacientes psicóticos en Laponia Occidental son los mejores del mundo occidental, y en esta región se ven ahora muy pocos casos nuevos de esquizofrenia. Este es un éxito clínico que ha estado gestándose durante décadas. Comenzó en 1969, cuando Yrjö Alanen, un psiquiatra finlandés que tenía formación psicoanalítica, llegó al hospital psiquiátrico en Turku, una ciudad portuaria en el suroeste de Finlandia. En aquel momento, eran pocos los psiquiatras en el país que creían que la psicoterapia pudiera ayudar a los pacientes esquizofrénicos. Sin embargo, Alanen pensaba que las alucinaciones y los delirios paranoides de los pacientes esquizofrénicos, cuando se analizaban detenidamente, muestran historias con sentido. Los psiquiatras del hospital, las enfermeras, y el personal debían escuchar a los pacientes. "Es casi imposible para cualquiera que se reúna con las familias de estos pacientes no entender que expresan sus dificultades en la vida", explicaba Alanen en una entrevista en el hospital psiquiátrico de Turku. "No están listos” para ser adultos, y "podemos ayudarles a desarrollarse". Durante los siguientes quince años, Alanen y unos cuantos psiquiatras de Turku, en particular Jukka Aaltonen y Viljo Räkköläinen, crearon lo que denominaron el “Tratamiento Adaptado a las Necesidades” para pacientes psicóticos. Dado que los pacientes psicóticos son un grupo muy heterogéneo, decidieron que el tratamiento tenía que ser uno específico para cada caso. Algunos pacientes en un primer episodio tendrían que ser hospitalizados, pero otros no. Algunos podrían beneficiarse de dosis bajas de medicamentos psiquiátricos (ya sean benzodiazepinas o neurolépticos), y otros no. Y lo más importante, los psiquiatras de Turku impulsaron la terapia con el grupo familiar de un tipo particularmente colaborativo como el tratamiento central. Psiquiatras, psicólogos, enfermeras, y otros profesionales se formaron en terapia familiar. Y equipos formados por dos o tres profesionales especializados en terapia familiar, trabajando sobre la psicosis, se reunirían periódicamente con el paciente y su familia. Las decisiones sobre el tratamiento del paciente se realizarían de forma conjunta en esas reuniones. En esas sesiones, los terapeutas no se preocupaban tanto en conseguir que los síntomas del paciente psicótico disminuyeran. Por el contrario, la conversación se centraba en los éxitos y logros previos del paciente, con la idea de que esto ayudaría a fortalecer el "control sobre su vida". La esperanza, dijo Räkköläinen, "es que no han perdido la idea de que pueden ser como los demás”. El paciente también podía recibir psicoterapia individual, como ayuda a lo largo de este proceso, y, finalmente, se animaba al paciente a construir una nueva "auto-narrativa" y mirar mas allá, el paciente imaginaba un futuro en el que él o ella se integraba en la sociedad, en vez de aislarse. "Con la concepción biológicista de la psicosis, no se puede valorar los logros previos" o las posibilidades futuras, decía Aaltonen. Durante los años 1970 y 1980, los resultados en los pacientes psicóticos en el sistema de Turku mejoraron consistentemente. Muchos pacientes crónicos fueron dados de alta del hospital, y un estudio sobre pacientes de tipo esquizofrénico en primer episodio que fueron tratados en 1983 y 1984 encontró que el 61 por ciento estaban asintomáticos al término de cinco años y sólo el 18 por ciento se encontraban incapacitados. Este fue un muy buen resultado, y desde 1981 a 1987, Alanen coordinó el Proyecto Nacional de la Esquizofrenia en Finlandia, que determinó que el modelo de Tratamiento Adaptado a las Necesidades desarrollado en Turku podría introducirse con éxito en otras zonas. Dos décadas después de que Alanen y otros iniciaran su proyecto en Turku, en Finlandia se decidió que de hecho la psicoterapia podría ayudar a los pacientes psicóticos. No obstante, la cuestión de una mejor utilización de los antipsicóticos prosiguió, y en 1992, Finlandia puso en marcha un estudio sobre pacientes en primer episodio y su evolución. Los seis lugares del estudio trajeron a pacientes recién diagnosticados al Tratamiento Adaptado a las Necesidades, pero en tres de los centros, los pacientes no fueron medicados con antipsicóticos durante las tres primeras semanas (se podían utilizar benzodiazepinas), y el tratamiento farmacológico se iniciaría sólo si el paciente no había mejorado en este período. Al final de dos años, el 43 por ciento de los pacientes de los tres lugares "experimentales" nunca estuvieron expuestos a los neurolépticos, y de forma general los resultados en los lugares experimentales fueron "algo mejor" que en los centros donde casi todos los pacientes fueron expuestos a los medicamentos. Además, entre los pacientes de las tres zonas experimentales, los que nunca fueron expuestos a los neurolépticos tuvieron los mejores resultados. "Yo aconsejaría un uso [de medicamentos] según cada caso específico", dijo Räkköläinen. "Inténtelo sin antipsicóticos. Usted los puede tratar mejor sin medicación. Llegan a ser más interactivos. Ellos se convierten en si mismos". Aaltonen añadió: "Si puede retrase la medicación, esto es importante". Podría parecer que la psiquiatría finlandesa, habida cuenta de los resultados del estudio, tendría que abrazar esta experiencia a nivel nacional con "un uso no inmediato de los neurolépticos" como modelo de cuidados. Pero Alanen y los demás creadores del Tratamiento Adaptado a las Necesidades se jubilaron, y en la década de 1990, el tratamiento de la psicosis de Finlandia se convirtió en algo mucho más orientado "biológicamente". Incluso hoy, en Turku en el primer episodio, los pacientes son habitualmente tratados con antipsicóticos, y las directrices finlandesas sugieren hoy que los pacientes se mantengan con fármacos durante al menos cinco años después del primer episodio. "Estoy algo decepcionado", confesó Alanen al final de nuestra entrevista. Afortunadamente, en uno de los tres lugares "experimentales" del estudio de 1992-1993 se tomaron los resultados muy en serio. Y este lugar fue Tornio, en Laponia Occidental. En mi camino hacia el norte, a Tornio, me detuve a entrevistar a Jaakko Seikkula, profesor de psicoterapia en la Universidad de Jyväskylä. Además de trabajar en el Keropudas Hospital de Tornio durante casi veinte años, ha sido el autor principal de varios estudios que documentan los resultados extraordinarios de los pacientes psicóticos en Laponia Occidental. La transformación de la asistencia en el Hospital Keropudas, partiendo de un sistema en el cual los pacientes eran hospitalizados y medicados regularmente a otro en el cual los pacientes son pocas veces hospitalizados y sólo de vez en cuando medicados, se inició en 1984, cuando Räkköläinen visitó y habló sobre el tratamiento adaptado a las necesidades. El staff de Keropudas, recordaba Seikkula, acogió de inmediato su sentido participando en "encuentros abiertos", donde cada participante compartía libremente sus pensamientos, y sintió que daba a los pacientes psicóticos una experiencia muy diferente a la psicoterapia convencional. "El lenguaje que utilizamos cuando el paciente está sentado junto a nosotros es tan diferente del que usamos para nosotros [los terapeutas] cuando hablamos del paciente", dijo. "Nosotros no utilizamos las mismas palabras, y tenemos que escuchar más las ideas del paciente sobre lo que está pasando y prestar más atención a la familia". Con el tiempo, Seikkula y otros, en Tornio, desarrollaron lo que llamaron la terapia de Diálogo Abierto, que era una sutil variación del Tratamiento Adaptado a las Necesidades de Turku. Al igual que en Turku, los resultados de los pacientes en Laponia Occidental, mejoraron en la década de 1980, y luego Tornio fue seleccionado para ser uno de los tres lugares experimentales en 1992-93 en Finlandia, en los estudios de primeros episodios. Tornio captó treinta y cuatro pacientes, y al finalizar los dos años, veinticinco nunca fueron expuestos a los neurolépticos. Casi todos los pacientes nunca medicados del estudio a nivel nacional (de veinticinco de veintinueve) llegaron en realidad desde este lugar, y por lo tanto, fue sólo en este lugar donde el personal del hospital observó el curso a largo plazo de la psicosis sin medicar. Y encontraron que aunque la recuperación de la psicosis a menudo avanza a un ritmo bastante lento, ocurre de forma habitual. Los pacientes, Seikkula dijo, "volvieron a su trabajo, a sus estudios, a sus familias." Alentados por los resultados, el Hospital Keropudas inició un nuevo estudio que permitiera conocer la evolución a largo plazo de todos los pacientes con primer episodio psicótico en Laponia Occidental desde 1992 hasta 1997. Al final de cinco años, el 79 por ciento de los pacientes estaban asintomáticos y el 80 por ciento trabajaban, estudiaban o buscaban trabajo. Sólo el 20 por ciento tenían una incapacidad reconocida. Dos tercios de los pacientes nunca habían estado expuestos a la medicación antipsicótica, y sólo el 20 por ciento tomó fármacos de forma frecuente. En Laponia Occidental se había descubierto un método con éxito, que ayudaba a los pacientes psicóticos a recuperarse, y que estaba ligado a su política de no utilizar de forma inmediata neurolépticos en el primer episodio de los pacientes, y era como si proporcionara una "válvula de escape" para que pudieran recuperarse naturalmente. Resultados a los cinco años en primeros episodios de psicosis en Laponia Occidental tratados con la Terapia Diálogo Abierto: Pacientes (N=75) Esquizofrenia (N=30) Otros trastornos psicóticos (N=45) Uso de Antipsicóticos Nunca fueron expuestos: 67% Uso ocasional durante los cinco años: 33% Tomándolos al finalizar los cinco años: 20% Síntomas psicóticos Nunca recayeron en cinco años: 67% Asintomáticos a los cinco años: 79% Resultados a los cinco años Trabajando o estudiando: 73% Desempleados: 7% Discapacitados: 20% Seikkula, J. “Five-year experience of first-episode nonaffective psychosis in open-dialogue approach.” Psychotherapy Research 16 (2006): 214–28. "Confío en esta idea", dijo Seikkula. "Hay pacientes que pueden estar viviendo de una manera bastante peculiar, y que pueden tener ideas psicóticas, pero que todavía pueden aferrarse a una vida activa. Pero si son medicados, y debido a la acción sedante de los fármacos, pierden ese ‘control sobre la vida', y esto es muy importante. Se vuelven pasivos, y ya no cuidan de sí mismos". Hoy en día, las instituciones psiquiátricas de Laponia Occidental, consisten en cincuenta y cinco camas en el Hospital Keropudas, que se encuentra a las afueras de Tornio, y cinco ambulatorios de salud mental. Hay alrededor de cien profesionales de Salud Mental en el sector (psiquiatras, psicólogos, enfermeras y trabajadores sociales), y la mayoría han completado un período de novecientas horas, un curso de tres años, en terapia familiar. Muchos de los profesionales, incluidos la psiquiatra y los psicólogos Birgitta Alakare Tapio Salo y Kauko Haarakangas, han estado allí durante décadas, y hoy la terapia de Diálogo Abierto es una forma asistencial muy refinada. Su concepto de psicosis es algo totalmente diferente, que no acaba de encajar en cualquier categoría biológica o psicológica. En cambio, creen que la psicosis surge en relaciones sociales severamente dañadas. "La psicosis no vive en la cabeza. Vive entre los miembros de la familia y entre las personas", explicó Salo. "Está en la relación, y el psicótico es quien la hace visible. Él o ella ‘carga con los síntomas’ y tiene el peso de llevarlos". Con la mayoría del personal del sector formada en terapia familiar, el sistema es capaz de responder rápidamente a una crisis psicótica. Quien es primeramente contactado -por un padre, un paciente que busca de ayuda, o tal vez un responsable del colegio- se encarga de organizar una reunión en las siguientes veinticuatro horas, y la familia y el paciente deciden dónde se celebrará el encuentro. La casa del paciente es el lugar preferido. Debe haber al menos dos miembros del equipo presentes en la reunión, y preferiblemente tres, y estos se convierten en el "equipo", que idealmente se mantendrá unido, durante todo el tratamiento del paciente. Todos van a la primera reunión conscientes de que "no saben nada", dijo la enfermera Mia Kurtti. Su trabajo consiste en promover un "diálogo abierto" en el que los pensamientos de todo el mundo puedan ser expresados, y contemplan a los miembros de la familia (y amigos) como aliados en el trabajo. "Somos especialistas en decir que no somos especialistas", dijo Birgitta Alakare. Los terapeutas se consideran a sí mismos como invitados en la casa del paciente, y si un paciente agitado corre a su habitación, simplemente se le pide al paciente que deje la puerta abierta, de modo que pueda escuchar la conversación. "Ellos escuchan voces, nos encontramos con ellos y tratamos de tranquilizarlos", dijo Salo. "Están psicóticos, pero no son violentos en absoluto”. De hecho, la mayoría de los pacientes quiere contar su historia, y cuando hablan de las alucinaciones y los pensamientos paranoides, los terapeutas, simplemente escuchan y reflexionan sobre lo que han oído. "Yo creo que [los síntomas psicóticos] son muy interesantes", dijo Kurtti. "¿Cuál es la diferencia entre voces y pensamientos? Tengamos una conversación". No se mencionan los antipsicóticos en las primeras reuniones. Si el paciente comienza a dormir mejor y bañarse con regularidad, y si de alguna manera comienza a restablecer sus conexiones sociales, los terapeutas saben que el "control sobre su vida" se está fortaleciendo, y que el fármaco no será necesario. De vez en cuando, Alakare puede prescribir una benzodiacepina para ayudar a una persona a dormir, o para disminuir la ansiedad del paciente, y al final le puede recetar un neuroléptico a dosis bajas. "Por lo general sugiero que lo use durante varios meses", dijo Alakare. "Pero cuando los problemas desaparecen, después de seis meses o un año, o tal vez incluso después de tres años, tratamos de detener la toma del medicamento". Desde el principio, los terapeutas se esfuerzan en dar, tanto al paciente como a su familia, una sensación de esperanza. "El mensaje que damos es que podremos superar esta crisis. Tenemos la experiencia de que las personas pueden mejorar, y tenemos confianza en esta posibilidad ", dijo Alakare. Hemos encontrado que puede llevar bastante tiempo -dos, tres o incluso cinco años- para que un paciente se recupere. Aunque los síntomas psicóticos de un paciente pueden disminuir con bastante rapidez, centrarse en el "control sobre la vida" del paciente y reparar su relación con la sociedad es una tarea mucho mayor. El equipo sigue encontrándose con el paciente y la familia, y según como se desarrolle este proceso, se pide a sus profesores y/o a los probables encargados laborales que asistan también. "Se trata de restaurar las relaciones sociales", dijo Salo. "Que el espacio relacional vuelva a funcionar, con la familia y amigos." Durante los últimos diecisiete años, la terapia Diálogo Abierto ha transformado "el cuadro de la población psicótica" en Laponia Occidental. Desde el estudio en 1992-1993 ni un solo un primer episodio psicótico ha terminado con una hospitalización cronificada. El gasto en los servicios psiquiátricos de la región se redujo en un 33 % desde los años 1980 y 1990, y en la actualidad es el sector con menor gasto per cápita en servicios de salud mental de todos los sectores de salud en Finlandia. Las tasas de recuperación se han mantenido altas: desde 2002 hasta 2006, Tornio participó en un estudio multinacional de los países nórdicos en primeros episodios de psicosis, y al final de dos años, el 84 por ciento de los pacientes habían vuelto al trabajo o a la escuela, y sólo el 20 por ciento tomaban antipsicóticos. Lo más notable de todo es que la esquizofrenia está desapareciendo del sector. Las familias en Laponia Occidental se sienten cómodas con esta forma amable de cuidados, y llaman al hospital (o a uno de los consultorios de atención ambulatoria) al primer signo de psicosis de un ser querido, con el resultado de que hoy los pacientes en un primer episodio suelen tener síntomas psicóticos de menos de un mes y, con un tratamiento iniciado en este primer momento, muy pocos llegan a desarrollar la esquizofrenia (el diagnóstico se hace después de que un paciente haya estado psicótico durante más de seis meses). Sólo dos o tres nuevos casos anuales de esquizofrenia, como tal, se dan en Laponia Occidental, una reducción del 90 por ciento desde principios de 1980. El éxito de Tornio ha llamado la atención de quienes prestan asistencia en salud mental de otros países europeos, y durante los últimos veinte años, dos o tres grupos de otros países europeos han informado que la combinación de atención psicosocial y la limitación en el uso de neurolépticos produce buenos resultados. "Esto ha sucedido realmente”, dijo Seikkula. "No es sólo una teoría”. En mi camino de regreso a Helsinki, seguí dándole vueltas a este pensamiento: ¿Por qué las reuniones grupales de Tornio resultarán tan terapéuticas? Teniendo en cuenta los resultados de la literatura sobre los neurolépticos, yo puedo entender que un uso selectivo de los fármacos sea tan útil. Pero ¿por qué la terapia Diálogo Abierto para pacientes psicóticos ayuda a curarse? Durante los dos días en Tornio, me senté en tres sesiones de grupo, y aunque no hablo finlandés, sin embargo me fue posible tener una idea del tono emocional de las reuniones y observar cómo la conversación fluía. Todos se sentaban en un círculo, de una manera muy relajada y tranquila, y antes de que alguien hablara, a menudo había un momento, una fracción de segundo de silencio, como si quien fuera a hablar estuviera recogiendo sus pensamientos. De vez en cuando alguien reía, yo no pude identificar momentos en el que alguien interrumpiera, y sin embargo tampoco ninguna persona parecía hablar mucho rato. La conversación parecía impregnada de amabilidad y humildad, y la familia y los pacientes escuchaban con gran atención cada vez que los terapeutas se miraban y hablaban entre ellos. "Nos gusta saber que es lo que realmente piensan, más que nos den consejos", dijeron los padres de una de las reuniones. ¿Pero, como se entiende todo esto? Todo era un poco desconcertante, e incluso el personal del Hospital Keropudas no había sido capaz de explicar por qué estas conversaciones eran tan terapéuticas. "Los síntomas severos comienzan a irse", dijo Salo, con un encogimiento de hombros. "No sabemos cómo sucede, pero algo [la terapia Dialogo Abierto] debemos estar haciendo bien, porque funciona". Teresa Abad y Sara Toledano.
Posted on 15 January, 2016by amsmblogPublicado en el Boletín AMSM Nº 39 Otoño 201 Teresa Abad Sierra(1) y Sara Toledano Márquez (2) La emergencia de problemas de salud mental no es ajena a las características del contexto en el que vivimos. Desde la teoría de la vulnerabilidad hasta la epigenética, prácticamente ningún modelo explicativo que quiera acercarse a eso que llamamos “psicopatología” se atreve a negar la influencia que las situaciones vitales, el entorno social directo, los factores económicos y el marco cultural tienen sobre el sufrimiento psíquico. A pesar de esto, el contexto sigue escindido de nuestras prácticas actuales de atención a la salud mental. Aunque lo tengamos en cuenta en un plano teórico, las acciones siguen basadas principalmente y de forma mayoritaria en la vigilancia profesional y en la prescripción farmacológica. Los programas y proyectos psicosociales son considerados complementarios y están en un segundo plano con respecto a la centralidad de la consulta psiquiátrica y del recurso a la internación. Las redes asistenciales han pasado a ser un circuito que las personas afectadas y sus allegados recorren en un deambular en espiral (del centro de salud al servicio de rehabilitación, del hospital al centro residencial, de atención primaria a servicios sociales) portando una demanda de ayuda que persiste e insiste, cuando no desaparece. En consonancia con la cultura del individualismo exacerbado en la que estamos inmersos, el campo de la salud mental ha perdido su vocación comunitaria: la atención se hace a individuos y los problemas se tratan como un problema individual (Alonso, 2005). Cuando las familias y las redes sociales son tomadas en cuenta, lo son para ser intervenidas o para obtener información sobre “el paciente”, siendo consideradas solo en contadas ocasiones como un recurso con saber y potenciales herramientas propias para afrontar las situaciones vitales que se les presentan. Pocas veces tenemos tiempo para atender las condiciones de vida de las personas que sufren o para ayudar a fortalecer las redes de apoyo con las que cuentan. Los profesionales, presos de tiempos y protocolos asistenciales, estamos frustrados y sentimos a menudo que hemos perdido nuestra capacidad de acción y la ilusión terapéutica que nos llevó a dedicarnos a esta tarea. Ante este panorama, tomamos conciencia de estar inmersos en una profunda crisis de paradigma (Bracken et al., 2012). Los marcos de referencia teóricos y técnicos que nos han servido de base durante los últimos siglos ya no son operativos y hay un gran malestar social respecto a algunas de las prácticas que venimos desarrollando desde los servicios de salud mental, tal como atestiguan los planteamientos de los supervivientes de la psiquiatría (Stastny y Lehmann, 2007). Estamos en un momento crucial, en el que no sólo las personas afectadas están alzando su voz, sino que también muchos profesionales hemos comenzado a denunciar, por ejemplo, la dificultad de desarrollar una práctica independiente en un medio en el que los intereses corporativos de la industria farmacéutica han invadido las consultas, las publicaciones, los congresos profesionales, las políticas de salud mental y las hasta las asociaciones de pacientes y familiares (Gøtzsche, 2014). La investigación cada vez está más lejos de la realidad cotidiana y de la clínica, y se hace complicado vislumbrar cuál es el cambio posible dentro de un sistema en crisis lleno de contradicciones. En esta situación de incertidumbre, una opción es volver la mirada hacia otras experiencias que, fuera de nuestras fronteras, están demostrando su eficacia para abordar en la comunidad problemas tan complejos como la psicosis. Este es el caso del modelo finlandés de Diálogo Abierto: una técnica que integra diferentes teorías y abordajes, cuyo enfoque ha provocado un cambio estructural en la atención a los problemas de salud mental en los servicios públicos de la región de Laponia Occidental. En los años 80 del pasado siglo, Finlandia contaba con una de las tasas de incidencia de personas diagnosticadas de esquizofrenia más altas del mundo. El gobierno puso en marcha un plan de mejora de la atención conocido como Proyecto Nacional Finlandés de Esquizofrenia. En este marco, un grupo de profesionales que trabajaban en el Hospital Keropoudas de Tornio, basándose en el ya reconocido Tratamiento Adaptado a las Necesidades (Alanen, 2003), apostaron por facilitar a todos sus pacientes psicoterapia intensiva en sus propias redes de soporte social. Así nació el enfoque de Diálogo Abierto. Tal como explican sus creadores su éxito se debe a la integración de dos aspectos fundamentales: el cambio estructural en el sistema de atención y el proceso dialógico que se desarrolla en las reuniones que mantienen con las personas a las que atienden (Seikkula y Trimble, 2005). El cambio estructural en el sistema de tratamiento se basa en la disponibilidad y la flexibilidad de un equipo profesional no jerarquizado. Todos los miembros del equipo tienen formación en Diálogo Abierto y una especialización de tres años en Terapia Familiar Sistémica. En lo que sería el equivalente a los centros de salud mental, cuentan con un teléfono abierto 24 horas al día, al que puede llamar cualquier persona. Cuando alguien llama, es atendido por un profesional del equipo terapéutico, que lo que hace es preguntarle dónde le gustaría ser atendido y qué otras personas sería interesante o importante que asistiesen a ese encuentro. De esta manera, se convocan reuniones de dos o tres miembros del equipo terapéutico con la persona en crisis, sus familiares y otras personas importantes de su red social, que se reúnen en el lugar que se haya pensado como más accesible o más cómodo para ellos, generalmente su propia casa. La primera reunión significa también la constitución de lo que llaman “sistema de tratamiento”, que está formado por los profesionales que han acudido, la persona en crisis y su red social. A partir de ese momento, todas las decisiones sobre el tratamiento – desde la toma de medicación, hasta la indicación de psicoterapia individual y/o familiar, o la derivación a otros recursos- se toman en las reuniones que mantiene el sistema. Al principio los encuentros pueden ser diarios, hasta que la situación de crisis remite y pueden ir espaciándose en el tiempo. De esta manera, atienden a las personas desde el inicio en su propio contexto y el ingreso en una planta de psiquiatría deja de ser la primera opción. La organización de este sistema de tratamiento no surge en el vacío, ni de una política de salud o planificación previas. Todo el modelo se ha organizado a través de procesos recursivos de investigación y acción (Seikkula y Trimble, 2005). Diálogo Abierto no es una teoría que se aplica para generar una metodología de intervención, sino el fruto de la investigación sistemática de una práctica adaptada a las necesidades de los pacientes. Es la propia investigación la que reveló que hay siete principios que se repiten en los procesos con buen desarrollo (Seikkula y Arnkil, 2006). Estos principios son: Respuesta inmediata. La primera reunión de tratamiento se organiza dentro de las primeras 24 horas tras el primer contacto. Consideran que la crisis es un momento de desconcierto que permite hablar de temas que más tarde se hace difícil introducir. El empuje de una crisis es a encontrar una solución rápida que le ponga fin, pero hacerlo precipitadamente significa perder la posibilidad de tramitar los problemas que la originaron. Si el equipo consigue crear una atmósfera lo suficientemente segura como para dilatar la necesidad de encontrar soluciones inmediatas, se abre la posibilidad de que las situaciones y emociones que produjeron la crisis puedan ser elaboradas. Flexibilidad y movilidad. Flexibilidad significa garantizar la adaptación de la respuesta terapéutica a las necesidades cambiantes de cada caso, utilizando los encuadres, herramientas y estrategias más pertinentes en cada momento. No se necesita el mismo dispositivo durante los primeros 10-12 días de una crisis, que el que se necesita 6 meses después. Por ejemplo, durante una fase aguda, pueden tener reuniones terapéuticas cada día, incluso estar en casa del paciente por la noche, pero más tarde, el grupo sabe mucho mejor cuándo es necesario encontrarse. La movilidad se refiere a que el lugar donde reunirse se selecciona cuidadosamente. Dan preferencia a los contextos naturales, porque ir a un centro o a una sala del hospital envía determinados mensajes que condicionan el diálogo. La investigación revela que el lugar más adecuado es la casa del paciente, porque los recursos de la familia están más disponibles en su propio entorno. Responsabilidad. Nadie llega al equipo de diálogo abierto a través de una derivación. Lo único que cualquier persona que necesite ayuda tiene que hacer es llamarles por teléfono. El profesional que recibe la llamada asume la responsabilidad de organizar el primer encuentro y de invitar a los participantes y acompañará, junto con algún otro miembro del equipo, todo el proceso. Consideran que todo lo que se necesita para una buena respuesta está en el sistema de tratamiento que forman el paciente, su red social y el equipo móvil de intervención en crisis. Todas las decisiones se toman ahí. No hay autoridades externas ni jerarquías. Garantizar la continuidad psicológica. El mismo equipo asume desde el inicio la responsabilidad del tratamiento por el tiempo que sea necesario, incluso cuando se aplican otros recursos de intervención. Esto significa que todas las instancias que supongan recursos para el tratamiento se incorporan a las reuniones del sistema. Por ejemplo, puede invitarse a un psiquiatra consultor si es preciso medicación, o a un psicoterapeuta individual, o a un recurso de rehabilitación. Pero esta incorporación no se hace al modo de un espacio de coordinación entre distintas actuaciones, sino que el sistema de tratamiento integra a los diferentes recursos y se va modificando con la participación de nuevos actores. Perspectiva de la red social. Una crisis es aquello que el entorno cercano de alguien define como tal a partir de determinados comportamientos que no responden a las expectativas previas. Las redes sociales son, pues, fundamentales para determinar los problemas y por eso deben incluirse en el proceso de tratamiento. Porque, siguiendo esta lógica, un problema deja de serlo si todos los que lo habían definido como tal dejan de verlo así. Tolerancia a la incertidumbre. El primer reto de una intervención en crisis es aumentar la seguridad de la situación. Esto se consigue construyendo un sentimiento de confianza en un proceso compartido, cuyo objetivo es movilizar los recursos psicológicos del paciente y su red social. La ansiedad que genera la incertidumbre, el no saber qué hacer ante una situación crítica, activa la necesidad de dar respuestas rápidas. Por eso, el planteamiento en las reuniones de tratamiento es aplazar la toma de decisiones sobre la acción hasta que el diálogo produzca una respuesta que disuelva la necesidad de actuar. Este proceso implica trabajar con cierta dosis de ansiedad al inicio, que se mitiga tomando decisiones sobre la frecuencia de los encuentros y asumiendo entre todos la incertidumbre del proceso. Cuando el uso de psicofármacos se plantea como una solución a la angustia que genera la situación de crisis, se pierde la oportunidad de construir otras alternativas. Por eso, nunca emplean la medicación desde el principio, puesto que entienden que su uso precipitado puede obstaculizar la movilización de recursos personales. Incrementar la seguridad también significa generar una conversación terapéutica de calidad que garantice que todo el mundo será escuchado. Dialogismo. El término diálogo tiene una acepción especial desde esta perspectiva. Se refiere a una posición epistemológica, a una actitud que va más allá del mero intercambio de significados entre interlocutores. Describe “el arte de pensar juntos” (Seikkula y Arnkil, 2006). Todas las voces presentes en la reunión participan en la construcción de significados, puesto que entienden que la comprensión emerge en el espacio intersubjetivo entre las personas que conversan. En el diálogo, el mensaje de un hablante cobra significado sólo en el momento en que otro lo escucha, ya que para que las palabras tengan sentido necesitan de una respuesta (Bajtin, 1986). De ahí que la manera de responder sea un aspecto fundamental de la técnica. No se trata de dar una interpretación o explicar lo que ocurre, sino más bien de mostrarse presente, de hacerse cargo de lo que el otro dice. El eje fundamental de las reuniones de tratamiento es instalar una comunicación dialógica dentro del sistema. La psicosis se entiende como una alienación radical y temporal de las prácticas comunicativas compartidas, una tierra de nadie en la que las experiencias emocionales intensas no tienen palabras y, por tanto, “el paciente” no tiene voz ni capacidad de acción genuina (Seikkula y Olsen, 2003 ). El objetivo terapéutico desde el enfoque de Diálogo Abierto es desarrollar un lenguaje común para experiencias que de otro modo permanecerían atrapadas en el discurso psicótico privado de la persona, en sus voces internas y en sus alucinaciones. Generar un proceso dialógico en el sistema de tratamiento ayuda a contener emocionalmente al grupo durante el tiempo necesario para que aquello que no puede expresarse encuentre su voz con la ayuda de las personas relevantes de la red social. En el año 2003 concluyó un estudio de seguimiento de 5 años de duración con pacientes que habían sido atendidos con el enfoque de Diálogo Abierto. La investigación arrojó unos resultados esperanzadores: tras cinco años, el 79 por ciento de los pacientes estaban asintomáticos y el 80 por ciento trabajaban, estudiaban o buscaban trabajo. Sólo el 20 por ciento tenían una incapacidad reconocida. Dos tercios de los pacientes nunca habían tomado medicación antipsicótica, y sólo el 20 por ciento continuaba tomándola al finalizar el seguimiento (Seikkula et al., 2006). Desde los años 80, la aparición de nuevos casos de esquizofrenia en Laponia occidental se ha reducido en un 90 por ciento, porque las personas han dejado de cumplir los criterios de duración de los síntomas necesarios para el diagnóstico. Además, al tratarse de una región pequeña, la mayoría de los habitantes han participado alguna vez en su vida en algún encuentro de Diálogo Abierto. Esto ha supuesto un cambio cultural en la manera de entender el sufrimiento psíquico y un cambio en la propia organización social, que ha comprometido a la comunidad en la solución de sus problemas. Estos resultados están produciendo un movimiento natural de fascinación hacia el modelo. Pero tratar de replicarlo a modo de franquicia es un camino seguro hacia el fracaso. Pensamos que, más que copiar una técnica y trasladarla a un contexto que no le pertenece- el nuestro-, se trataría de aprender qué claves epistemológicas nos ofrece Diálogo Abierto para, a partir de ahí, implicarnos en una reedición del proceso de cambio en las ideas, las prácticas y las estructuras asistenciales, que dé pie a una transformación de nuestra organización social. En este sentido, Diálogo Abierto propone una comprensión del sufrimiento ligada al contexto. Construir en común el significado de las crisis es lo opuesto al aislamiento que supone vivir experiencias emocionales extremas que son difíciles de comunicar. Entender como un problema individual lo que le ocurre alguien que está sufriendo está provocando una dependencia masiva de servicios, profesionales y fármacos. Muchas veces tratamos de imponer nuestras soluciones frente a aquellas que las redes podrían movilizar si considerásemos que las personas tienen recursos propios más allá de los que les ofrecemos como sistema de salud mental. El enfoque apunta también hacia un cambio de lugar profesional. De algún modo, propone abandonar el rol de experto que conoce qué es lo que ha pasado y qué es lo que hay que hacer, para ocupar un papel en la articulación de redes de personas que pueden comunicarse y cuidarse y que, gracias a eso, mejoran. En nuestra práctica habitual, establecemos una comunicación jerárquica entre los profesionales y con las personas a las que atendemos, en la que cada una de las visiones lucha por ser considerada la predominante, la visión más válida o más cercana a la verdad. En estas situaciones, el experto es quien tiene el poder de poner nombre a lo que ocurre, quedando las demás versiones y relatos posibles automáticamente silenciados. El diagnóstico, aquí, se convierte en una herramienta de poder que tiene el efecto de calmar la incertidumbre en un primer momento, pero que obstaculiza la emergencia de otros significados posibles. Cambiar la manera que tenemos de gestionar el riesgo es otro de los puntos clave. Muchas de nuestras acciones profesionales están encaminadas a minimizar el riesgo, más que a producir efectos terapéuticos. La terapia farmacológica, los internamientos y las prácticas coercitivas se rigen por una lógica muy relacionada con la necesidad de los profesionales de controlar los niveles de riesgo a los que nos exponemos al hacernos depositarios de la responsabilidad de lo que les sucede a las personas “a nuestro cargo”. Pero si entendemos que las personas no cambian por nuestra acción directa, que no controlamos lo que sucede, y desarrollamos la capacidad de habitar la incertidumbre, cambia la manera de gestionar el riesgo porque la responsabilidad se convierte en un asunto de todos. Afrontar el riesgo y la incertidumbre es hacerlo juntos, con el equipo y con la persona y su red social. Diálogo Abierto aporta también un modelo para producir conocimiento desde la investigación directa sobre la práctica. En lugar de orientarse a confirmar hipótesis prestablecidas o modelos explicativos, la propuesta de este enfoque es emplear técnicas de investigación cualitativa para detectar qué elementos son los responsables de que los procesos de tratamiento funcionen. En nuestra opinión, hace falta producir teoría desde la práctica, una práctica que está inevitablemente ligada a los contextos culturales específicos. Así, nuestra responsabilidad como profesionales dejaría de ser la vida de los pacientes para pasar a ser el desarrollo de maneras de hacer que ayuden a las personas a aliviar su sufrimiento de manera efectiva. El cambio necesario en un sistema que cada vez produce más individuos enfermos empieza por dejar de excusarnos en las estructuras institucionales y hacer lo que creemos que se debe hacer. Cambiar nuestro lugar, crear redes que nos ayuden a habitar la incertidumbre, abrirnos a la posibilidad de nuevos significados ligados al contexto, construir teoría a partir de nuestra propia práctica. Ser actores políticos de trasformación institucional. Porque no solo estamos hablando de terapéutica, sino de política. (1)Teresa Abad Sierra. Psicóloga. Directora del Centro de día de Soporte Social “San Blas” Fundación Manantial.Fundación Manantial de Atención Social a Personas con Enfermedad Mental Grave y Duradera. Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid. (2) Sara Toledano MárquezPsicóloga. Directora de los Centros de Atención Social “Fuenlabrada” Fundación Manantial. Red de Atención Social a Personas con Enfermedad Mental Grave y Duradera. Consejería de Políticas Sociales y Familia de la Comunidad de Madrid. Gestión Técnica: Fundación Manantial REFERENCIAS: ALANEN, Y. (2003): La esquizofrenia: sus orígenes y su tratamiento adaptado a las necesidades del paciente. Madrid: Fundación para la Investigación y Tratamiento de la Esquizofrenia y otras Psicosis. ALONSO, F. (2015): “Se necesita otro pensar. Y se necesita ya”. Boletín de la Asociación Madrileña de Salud Mental, nº38, Primavera 2015, 7-13. Disponible en: https://amsm.es/2015/03/19/se-necesita-otro-pensar-y-se-necesita-ya/ BAJTIN, M. (1986): Problemas de la poética de Dostoievski. México: Fondo de Cultura Económica. BRACKEN, P. et al. (2012): “Psychiatry beyond the current paradigm”. The British Journal of Psychiatry. Diciembre 2012, 201 (6) 430-434. Disponible en: http://bjp.rcpsych.org/content/201/6/430 GØTZSCHE, P. (2014): Medicamentos que matan y crimen organizado. Barcelona: Los libros del Lince. SEIKKULA, J.; ALAKARE, B. y AALTONEN, J. (2001): “Open Dialogue in psychosis I: an introduction and case illustration”. Journal of Constructivist Psychology, Volume 14, Issue 4, 2001 247-265. Publicado on-line el 2 de febrero de 2012. Disponible en: http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10720530125965 SEIKKULA, J. y ARNKIL, T. E. (2006): Dialogical meetings in social networks. Londres: Karnac books. SEIKKULA, J. y OLSON, M. (2003): “The Open Dialogue Approach to acute psychosis: its poetics and micropolitics”. Family Process, 42 nº3 , 2003, 403-418. Disponible en: http://www.theicarusproject.net/files/OpenDialog-ApproachAcutePsychosisOlsonSeikkula.pdf SEIKKULA, J. y TRIMBLE, D. (2005): “Healing elements of therapeutic conversation: Dialogue as an embodiment of love”. Family Process, Vol. 44, nº 4, 2005, 461-475. Disponible en: http://www.researchgate.net/profile/Jaakko_Seikkula2/publication/7340797_Healing_elements_of_therapeutic_conversation_dialogue_as_an_embodiment_of_love/links/09e415087ad9b30832000000.pdf SEIKKULA, J. et al. (2006): “Five-year experience of first-episode nonaffective psychosis in Open-Dialogue approach: treatment principles, follow-up outcomes, and two cases studies”. Psychotherapy Research, 16: 2, 214-228. Disponible en: http://dx.doi.org/10.1080/10503300500268490 STASTNY, P. y LEHMANN, P. (2007): Alternatives beyond Psychiatry. Londres: Peter Lehmann Publishing. Open dialogue, a new approach for psychosis, fully involves the patient. It has a flattened hierarchy, a shared agenda and the aim of 'being with', rather than 'doing to'. Thursday 12 March 2015 19.53 GMT
Last modified on Wednesday 20 September 2017 23.26 BST Last week, a report by the all-party parliamentary group on mental health said people with mental health problems receive substandard care (Report, theguardian.com, 4 March). In response, the president of the Royal College of Psychiatrists, Professor Simon Wessely, asked to see “good words translated into good deeds”. The good news is that some of these good deeds are already happening – but at the frontline. On NHS Change Day on Wednesday nearly 500 people attended the first national conference, in London, on peer-supported “open dialogue”. They heard firsthand reports of the profound changes this approach is bringing to patients and families. In Finland, studies show that open dialogue has allowed over 70% of those presenting with acute psychosis to be discharged from services – almost symptom-free – within two years, yet with far less hospitalisation or high-dose medication. In the UK, far fewer achieve these outcomes. Open dialogue fully involves the patient and their social network, from the very beginning; with a flattened hierarchy, a shared agenda and the aim of “being with”, rather than “doing to”. A group of dedicated mental health professionals are now introducing open dialogue to the UK. Clinicians and local peer volunteers from four NHS mental health trusts have commenced training, and a trial to compare it to current practice starts in 2016. Dr Lauren Gavaghan ST5 psychiatrist, London Dr Tom Stockmann ST4 psychiatrist, London Dr Russell Razzaque Consultant psychiatrist and associate medical director, London Dr Lucy Kilmartin ST4 psychiatrist, London Val Jackson Family therapist and peer-open dialogue trainer, Leeds Katie Mottram Author and peer-open dialogue administratorLondon Yasmin Ishaq Service manager, Kent and Medway early intervention in psychosis service Annie Jeffrey Carer lead, Kent and Medway Jane Hetherington Senior highly specialist psychological practitioner EIP, Kent and Medway Dr Anna Cheetham Consultant psychiatrist, recovery and assertive outreach, Nottinghamshire Catherine Thorley Family and systemic psychotherapist, London Lauren Markham STR worker, London Stuart D’Amiral Specialist care coordinator/occupational therapist, North Essex Sara Betteridge Chartered psychologist and chaplain/spiritual care adviser, London Mirabai Swingler Spiritual care lead/chaplaincy team lead, London Dr Rosarii Harte Deputy medical director, Kent and Medway Dr Beth Coleman Clinical psychologist, Kent and Medway Yasmin Phillips Community mental health nurse, NELFT Corrine Hendy Peer support worker, Nottinghamshire Emma Dunton Specialist care coordinator/occupational therapist, Medway early intervention service, KMPT Julie Lynn Community mental health nurse and non-medical prescriber, North Essex Angela Duffy Community mental health nurse, early intervention team, Kent and Medway Austin Somervell North-east Essex early intervention in psychosis team Kevin Blakey Psychologist, Nottinghamshire healthcare NHS foundation trust Open Dialogue : The Radical New Treatment Having Life-Changing Effects On People’s Mental Health10/8/2017 Transcription for : http://www.independent.co.uk/life-style/health-and-families/health-news/open-dialogue-the-radical-new-treatment-having-life-changing-effects-on-peoples-mental-health-a6762391.html The pioneering approach enables patients like Suzanne Chapman and their families to develop their own route to recovery “If it wasn’t for Open Dialogue I wouldn’t be here now. This time last year, I was suicidal. I had totally lost faith in the mental-health services; I felt I’d been put in the ‘too difficult’ box.” Suzanne Chapman has been in and out of the mental-health system since attempting suicide twice in her early twenties. Now 49, she’s had every treatment for depression and bipolar disorder: medication, therapy, ECT. For long periods of her life, the drugs worked. But three years ago, she hit her worst crisis: a bout of depression that made her unable to function. “On Christmas Day, my daughter gave me a potato to peel and I just stared at it. I had no idea what to do with it. I had no strength; I would just lie on the settee or shuffle about the house. I wasn’t coherent, I wasn’t sleeping, I’d lost three stone. I felt so dark, so alone, so worthless.” None of the drugs that had helped in the past made much difference. Suzanne had to give up her job as an administrator and her husband, Simon, a police officer, took three months off to look after her. The couple have two daughters, aged 27 and 25, and a two-year-old granddaughter. By the time Suzanne was offered an experimental treatment called Open Dialogue last October, she was desperate. It’s a pioneering approach that enables patients and their families to develop their own route to recovery. After just three sessions, Suzanne’s husband noticed a “miraculous” improvement; he now says, “I’ve got my wife back.” Suzanne accepts that she will never be free of depression, but says it’s now firmly under control. Open Dialogue is currently being piloted in four NHS trusts. It could revolutionise mental-health care in the UK, according to its champions, who include Suzanne’s psychiatrist, Russell Razzaque. The North East London Foundation Trust, where he works, has just given the go-ahead for an Open Dialogue-based service for patients referred from anywhere in the country, starting next May. Open Dialogue is primarily for people who are suffering a mental-health crisis such as suicide or psychosis – 1.8 million of them in the UK last year. They badly need help: a damning report from the Care Quality Commission in June found that the current system is struggling to cope with mental-health crises, with 42 per cent of patients not getting the help they need. A campaign launched last month calls for an increase in funding for mental-health services and parity with physical health. Half of parents 'haven't spoken to their children about mental health' The Open Dialogue approach was first developed in Finland in the 1980s, which at the time had one of the worst incidences of schizophrenia in Europe. There are now well-established services in Berlin and New York, where state investment in four respite centres that practise Open Dialogue has been doubled to $100m (£66m). Services are also springing up in Italy, Poland and Scandinavia. What’s most impressive about Open Dialogue is its success with even the most intractable mental illnesses, where current systems of care too often fail, or offer only short-term respite. Results over the past 30 years from Finland sound impressive: 74 per cent of patients experiencing psychosis are back at work within two years, compared with just 9 per cent in the UK. Crucially, relapse rates are far lower than here: after an average of two years’ treatment, most patients don’t need to come back – ever. Here, a mental-health diagnosis can feel like a life sentence. Open Dialogue’s key principles are: people are seen within 24 hours of becoming unwell; and all meetings with the psychiatric team are held at home, or wherever the patient finds most helpful. Significant others in the patient’s life – family members, or trained peer-support workers – are engaged in meetings from the word go. What service users appreciate most is that they always see the same people. Annie Jeffrey, whose son took his own life last year after suffering from psychosis for five years, and relapsing several times, explains why this is so important: “Many service users say they feel like a parcel passed from one team to another: community services, in-patient services, crisis teams, psychiatric liaison… The number of times I went to meetings with my son to see a team of people we’d never seen before and we would never see again. How are you supposed to start talking to someone you don’t know? My son just felt that he wasn’t listened to.” What also sets Open Dialogue apart from standard treatment is that discussion about patients takes place in front of them, in what are called “reflections” between members of the team; this adds to the sense of control. For Suzanne, this was a turning point. After just a couple of sessions, she found herself talking about traumatic events and emotions she’d kept bottled up for 30 years. She explains: “The ‘reflection’ gives you a different perspective and makes you see how other people view your situation. In the past, I was always frightened that what I said would be judged. I was so afraid of talking about my past, and how dark I actually felt, for fear they’d call an ambulance to take me away. So I went into denial. “Open Dialogue is totally different to any kind of therapy I’ve had before. At first, I didn’t know what to expect, but it helped that the psychiatrist and nurse were on my territory. I could always ask them to leave.” Open Dialogue is not anti-medication. Treatment, from drugs to different kinds of therapy, is agreed by everyone at the meeting. Suzanne currently takes a mood stabiliser plus diazepam if her anxiety gets overwhelming. But whereas the mainstay of standard treatment is usually medication, the mainstay of Open Dialogue is talking. Dr Razzaque explains: “In normal treatment you explore what has led to the crisis, but then the response is usually to prescribe medication. Whereas with Open Dialogue the service user takes the driving seat in understanding what are the factors that have led them to be the way they are. That’s a very healing thing.” It’s not immediately obvious what it is about Open Dialogue that makes people open up. Clearly, seeing the same team builds trust. Longer sessions help, too. In the early days, Suzanne met Dr Razzaque three times a week, and meetings lasted as long as three hours, whereas in the old system, appointments with her psychiatrist were 15 minutes to an hour. Therapy sessions were limited to six or eight – not enough to establish trust, she says. But there’s something else which encourages patients to open up: mindfulness. Every member of the team, from psychiatrists to support workers, practises it. Dr Razzaque explains: “This is not about teaching service users mindfulness. This is about clinicians practising mindfulness themselves. It’s very stressful to be in meetings where we really give patients the space to explore their emotional difficulties. So clinicians need some emotional training themselves – such as mindfulness – to enable them to facilitate that environment.” Annie Jeffrey, who started training to be an Open Dialogue support worker after her son’s death, agrees: “I’ve found it very hard to listen to people being very emotional because you always want to make people feel all right, don’t you? But you learn to sit with that, instead of trying to shut all that emotion down. And service users say how helpful that is.” But surely the big stumbling block is that 90-minute meetings several times a week are totally unrealistic for our cash-strapped, overstretched mental-health services. In some areas, doctors are struggling to meet National Institute for Health and Care Excellence standards of seeing patients within 14 days, never mind 24 hours. Critics also stress the need for more robust evidence before ploughing precious NHS funds into expanding an experimental service. Evaluation will inevitably take time. A multi-centre research trial conducted by University College London will publish its results in 2020. Dr Razzaque insists that Open Dialogue doesn’t have to place an extra burden on staff. He also argues that in the long term, it won’t cost more than previous initiatives to improve mental-health services, such as training swathes of cognitive behavioural therapists. This is partly because of the low relapse rates: once patients have been discharged, the majority don’t need to use services again. Dr Razzaque adds: “The frequency of meetings is the same as it would be normally in the initial period: over two years, meetings average out at just one a month; over five years, it’s once every two months. Putting intensive, highly focused support in that early time of crisis enables people long term to graduate from services altogether.” 7 Comments
670 days ago benzosarebad It is always good to read about new approaches to mental health. I suffered from depression for 40 years, consulted psychiatrists for most of that time as well as taking antidepressants. I could never fathom out why I was depressed. At age 59, my new GP suggested I stop taking nitrazepam, also taken for 40 years for myoclonic epilepsy. Within a year it was abundantly clear that I was no longer depressed and that the cause had been nitrazepam. I am a totally different person. Yet no GP or psychiatrist ever suggested to me that nitrazepam was the cause. I now know that many many people have had their lives ruined by benzodiazepines. Patients like me have no idea what is making them ill. I can now have peace for the first time in my adult life. No doctors and no drugs. It is very sad that we have had our lives ruined in this way. Hopefully talking therapies will help but in my case no-one spotted the underlying cause. nickharambee Thanks very much for writing this article about the Open Dialogue approach. Open Dialogue UK has been working to develop the Open Dialogue approach in the UK for the past 4 years. At our 2016 Conference on 2nd February at the Friends Meeting House in Euston, London, many of the leading developers of the approach internationally will be speaking about their work. There are still some places available at the conference, including rates for service users, students and carers, and Early Bird rates expire today (7th Dec). For further details and to book a place please visit this page on the Open Dialogue UK website: http://opendialogueapproach.co.uk/2016-conference/ CXXL I'm all for talking therapies however this won't work for people who know what their traumatic events are and have no problem talking about it, just don't know how to feel better. How does one heal someone who has been abused and depressed their whole life right from childhood? Talking about it only goes so far and as we know the same goes for over medicating someone. How does a session 3 times a week help someone who's self esteem is so low they feel their life simply isn't worth anything? That they are so badly damaged what is the point. What does a psych team say to that person? This mindfulness is useful in the sense that people are constantly told that bad feelings are negative and should be pushed down. I like the idea that mindfulness allows a person TO feel those so called negative feelings and not push them down at all. However it IS being over simplified, over used as a *cure* all tool. We know that meditation and exercise can often help but it is not a cure. No good telling someone to take a walk around their flea pit housing estate or area. No good telling someone to be mindful or meditate when someone's just been stabbed outside your door. No good having 3 sessions a week when someone can't pay their rent or their ESA has been stopped for some random reason. And it's no good talking for 4 hours a week when your brain may just be wired differently. As usual no one looks at the whole picture here. reddialogue I felt compelled to reply to your post. I appreciate there maybe lots of issues that all run alongside together. The great thing about Open Dialogue or POD is it really puts the individual and the network in the centre of their care. They choose when to meet, it could be three weekly or once a month. Everyone from psychiatrists to nurses to support workers and peer workers are trained. If there are needs around benefits etc then the support worker can give that support alongside the family meetings, therapies can also run alongside this. The network meetings are a space for everyone to talk about what they feel they need to, it doesn't need to be the specific "issue" and having a conversation to see where best to move forward. If you have any other questions I'd be happy to try and answer them for you. CXXL Thank you for your reply. Don't get me wrong, I am not against new approaches but the simple fact is that this approach cannot possibly address the larger issues such as the government's insane rules and demonization of those on benefits who dare to try to make a claim or better themselves during claiming. You also haven't addressed the issue that many mental health centres have closed locally and thus discharging most patients back to the general care of their GP. All but the most serious cases are now handled by local GP's, And by serious I mean someone who actually does do something which is a bit late IF they in fact succeed in killing themselves. If you think you can help someone in my life who has spent 8 years trying to get their life back together then please do. 670 days ago almostvoid no one course can be applied to all so experimenting is good -for some- for me I'm stuffed totally wired the wrong way inherited and drugs work wonders. [for me] this mindfullness makes me puke in its pretentiousness and this emotional blather makes me totally throw up my brain. empathy is the curse, the problem not the solution french derek I didn't read anywhere in the article the word "empathy"; in fact, the opposite (see what Anne Jeffrey said). Why, after 30years of practice in Finland, is this described as experimental? Does Finland not have research evidence for examination? What is so different about the British - other than the current pathetic approach to mental health care? Open Dialogue When people reach a crisis point with their mental health, the last thing they need is to feel they are being judged and their reality denied. More than 25 years ago in a small town in Western Lapland, a group of clinicians decided to do things differently. Their innovative approach is called ‘Open Dialogue’, and includes the person’s family and friends in treatment. It’s resulted in impressive recovery rates from psychosis. Now Australia is taking an interest. audio transcript ALL IN THE MIND RN ABC sunday 21 february 2016 5:05 pm Transcript
Lynne Malcolm: Hello, it's All in the Mind on RN, I'm Lynne Malcolm. Today, a shift in approach to mental health in crisis. Anna Arabskyj: Psychosis happens not only to the person but the whole family, and everyone needs to make sense of what's happening and everyone needs that space to recover. Lynne Malcolm: Anna Arabskyj knows how deeply mental illness can affect everyone who's touched by it. She was constantly by her son's side during his years of psychosis. To come to terms with it, she wrote a letter: Reading: Dear psychosis, you came as an intruder, with no invite or warning, changing my life into an absurdity I couldn't comprehend. With no caution you carried chaos and confusion, panic, fear and disbelief into my home. Well, I have news for you psychosis, you've chosen the wrong house. Anna Arabskyj: Our story began in October 2012, and pretty much came out of nowhere. So my son was thrust into this world of responding to things that I couldn't see, hear. He appeared to be, in my words, in another world, so not having much reality. And he did seem, a lot of the time, in quite a bit of distress, which, looking back, the whole experience must have been so confusing for him. Lynne Malcolm: How was it affecting you at this point? Anna Arabskyj: I think for me when I was on my own in quite a small house looking after him, you live in this constant state of being hypervigilant, and with lack of sleep it was really, really difficult. Lynne Malcolm: Anna Arabskyj, now co-ordinator of Soteria House, a mental health support community in Bradford in the UK. Flick Grey: People who are experiencing a mental health crisis are treated as if they are isolated individuals and as if what's going on is just happening inside, the chemicals in their head, and often they are responded to with hospitalisation, medication, diagnosis. And what Open Dialogue does instead is it sees a lot of these challenges are between people, even experiences like psychosis where there are a lot of people researching to find genes and brain chemicals that they understand are involved. This approach really does see that mental health crises are between people, and so it actually invites the person and their network to all come together and talk, and that actually in that talking things resolve. And it's not that it's anti-medication or hospitalisation or diagnosis necessarily, but they are not seen as the main way that you treat someone who is in a crisis. Lynne Malcolm: Flick Grey, a mental health researcher who's been awarded the 2015 SANE Australia Hocking Fellowship to investigate a model of crisis care known as 'Open Dialogue'. This approach originated in a town called Tornio in Western Lapland in Finland around 30 years ago. At that time, psychiatric services there were poor and Western Lapland had one of the worst incidences of schizophrenia in Europe. Now Open Dialogue is the country's main psychiatric service model and it has shown impressive recovery outcomes, including lower rates of hospitalisation, reduction in psychotic symptoms and increases in family involvement. Clinical psychologist Jaakko Seikkula began Open Dialogue, which he and his colleagues have been developing since the 1980s. Open Dialogue meetings bring the consumers, family, friends and health professionals together to explore new and useful perspectives on the mental health crisis. Jaakko Seikkula: It means first the idea of being open in a way that all the meetings in which we discuss the issues that are somewhere related either to come in to hospital or community care are spoken openly, so that the clients who are need for help, they are there from the very beginning with professionals. And also that families are always invited without an idea that they need to have some problems. The second part of this dialogue means that in the meeting it's not the aim to have a rapid solution or, for instance, removing the symptoms rapidly or having change in family direction, but it's a dialogue to understand more what is this problem all about and what has happened in the life of the clients. Lynne Malcolm: So, many people who were experiencing psychosis for the first time are in a very extreme emotional state, and we are most used to it being treated with antipsychotic medication. How do you approach that extreme state in the early days? Jaakko Seikkula: It's very important to be there as early as possible, to create the system that is available for both the population and other professionals working in other disciplines. When they meet with people, for instance, let's say a doctor or nurse in occupational health meet with the person, with him she has a strange feeling that there is something not happening here as early as possible to make contact to specific crisis intervention services or specific teams who are used to working in those kinds of situations. And then to start a very intensive process, meeting perhaps once a day with the one who has become a patient, and the family, for as long time is needed. And if it happens in the process that people have a feeling that they have been taken seriously, this starts to decline their anxiety and tension actually quite dramatically. You can realise that already in the very first session. And by so doing, the need for longer term medication declines also quite much. Lynne Malcolm: Often in these situations families have been really disrupted and upset by the situation. How do you get over that possible difficulty of families making things more complicated rather than less? Jaakko Seikkula: They are not doing the things more complicated because they are the one whose life is in the focus. And if we managed to organise our work in ways that really makes possible to listen to all the voices in the family…and this is not simple because in family, as you said, it really can be very contradictory experiences of the situation within a crisis, and this is the primary challenge for the therapist. How can we work in a way that the young man who, for instance, has been suspected using drugs, and for that reason having started to behave in an odd way, and his view of the problem is totally different compared to the mother and father, so how can we deal a kind of meeting in which both voices, both parts of the issues are heard? Lynne Malcolm: Jaakko Seikkula, developer of Open Dialogue model for mental health crisis care. He has some unconventional hypotheses about what we call psychosis, which informs the Open Dialogue approach. He believes that any one of us could develop psychotic behaviour under very stressful life situations. The symptoms can be seen as survival strategies or reactions to inner turmoil. So is there still a place for medication? Jaakko Seikkula: Yes. The optimal situation, if someone becomes for the first time in need for help, first have these very intensive meetings, and then part of the discussion we perhaps start to think what is the place of medication. But in my mind it's a very good idea not to as a first thing to prescribe a long term medication, but as a part of the process later on. Lynne Malcolm: Jaakko Seikkula. Anna Arabskyj's son was hospitalised for a time, then put on anti-psychotic medication. After a while the medication stopped working. A family therapist, Val Jackson, then introduced Anna to the Open Dialogue approach. She inspired Anna to think differently about her son's experience. Anna Arabskyj: She kind of put to me that what was happening to my son was an answer to a very difficult life situation, and when you are faced with that situation it could be possible to begin to hear voices or have unusual beliefs, and it can happen to anyone if you are put in that stressful enough situation. So the things that my son was experiencing in this other world she described as metaphors for things that have actually happened in his life, usually traumatic life events for which he has not found the language to express. So open dialogue was introduced to me as something that over time the shared meaning was developed that established context for the experiences. Lynne Malcolm: Anna Arabskyj and her son then had some sessions with Jaakko Seikkula and Mary Olsen, the lead proponents of Open Dialogue. Anna Arabskyj: We loved the meetings with Jaakko, Mary, and Val Jackson was also there in our meetings with Jaakko and Mary, and immediately my son said it was just so great. They didn't have a file in front of them, and it always feels like this file about him, which we don't get to see, he always feels that he is already being judged, and he often feels what is the point because they've read the file on me, they've made their minds up already. His point was how can you care about someone that you don't even want to get to know personally? And he commented that Jaakko and Mary just weren't like that. So when we arrived at the hotel in London, there was myself, my best friend Dianne who I've known since school, so she is known my son all his life, which makes her as good as family, and there was my son and his friend Liv from the Soteria House. So I got a bit blinkered on my son's journey and I got stuck with the idea that the only way for him to move forward now was for him to speak of his experiences, because that way if he speaks about the experiences, which are metaphors for painful experiences he has had in his life, then we can start to make sense of them. But for my son, me bringing this up all the time, to him it just felt like pressure. When this was brought up in the Open Dialogue meeting with Jaakko, it was met with a different response. So Jaakko said to my son, 'Can you or is it possible for you to speak of the experiences?' And my son very clearly just said, 'No.' And I felt really disappointed because the conversation just moved on, and I thought Jaakko might have explored this a bit further. But all wasn't lost because a later Mary and Jaakko reflected amongst themselves while we were all listening, and she asked Jaakko, 'So you don't think he needs to talk about his experiences?' And he said, 'No, he decides when and he decides to who,' was the reply. And you know, at that moment I felt something and I knew something had happened then. I saw how Jaakko totally accepted what my son was saying, and by accepting, it immediately took the pressure off him, and that showed me that in order to support my son I have to accept this too, and this time I got it. So I described in the meetings how I felt that my son was constantly pulling and pushing me, like, 'Back off Mum, I need to do things on my own.' But the next moment he is pulling me back in as well. So for my son, it's like, 'Okay, I have wobbles and thanks for being there Mum, but stop banging on about it, and I don't want to talk about it, for it to be pulled apart and analysed, I'm just trying to get on with it,' meaning life. So the Open Dialogue meetings showed me he actually is trying to get on with his life and letting his experiences…because he still has experiences, he wants them to just be a small part of his life. And I don't think I had given him the acknowledgement or respect for doing this. Lynne Malcolm: So how do you think that this open dialogue approach and these meetings has helped and perhaps improved his situation? Anna Arabskyj: I met with my son a few nights later once we got back from London at the Soteria House, and firstly I was just immediately struck by his appearance. So his usual unkempt ruffled hair and dishevelled facial hair was now replaced with this freshly washed tussled hair, his beard was trimmed back. But more than that, he looked truly happy. He'd been going to college, he is doing a bakery course, and he shared his produce from his class. And he talked about in the network meetings a dream that he wanted to have a van and have it full of snowboards and skateboards and skis and go touring about. And from that he's booked his first driving lesson. He said that he needed to say things and he needed to hear how it was for Dianne and me, and he didn't realise that I was feeling this push and this pull, but he said to me that he thinks he needs me to be elastic for now. There were things I wanted to say and there were things I wanted to hear as well, and I think the meetings did give me a new understanding. Listening was such a big part of it and I think lots of people with lived experience and the families, that is the one crux, they all have that, they are not listened to or believed. But within Open Dialogue, that's not an issue at all, they do believe you and take on board everything you are saying. Open Dialogue doesn't seek solutions, the solutions just happen. And they did. My son decided that the way forward for us was that he just gets on with living his life and he needs to know that I'm getting on living my life as well. Lynne Malcolm: Anna Arabskyj, co-ordinator of Soteria House in the UK. Reading: I made mistakes with you, learned from them, and moved on. I learned how to support my son and not rescue him. I learned not to give in to guilt, and stood up to it, defying all those discourses out there that tell you to always put others before yourself. I discovered what I needed to do for my own sanity, and learned to take time away from you and your world. While you continue to hold my son powerless, I could begin to give significance to his experience, and that hope for the future had returned. Lynne Malcolm: You're with All in the Mind on RN, Radio Australia and podcast. I'm Lynne Malcolm, and we're exploring an innovative approach to managing mental health when it reaches crisis point. It's called Open Dialogue. Australian researcher Flick Grey has a Sane Australia Fellowship to train in the Open Dialogue model in the UK. She's been impressed by what she's observed in Open Dialogue meetings. Flick Grey: I have seen a family working where a young man was experiencing psychosis, and he was using cannabis to self-medicate basically, staying in his room a lot, smoking a lot of pot, and his father was really concerned about him, understandably. But his father was responding with really trying to control the cannabis use, really seeing that as the problem. And the dynamic between them was actually keeping them locked in a pattern where the son was withdrawing and withdrawing, his world was shrinking, and his father was trying to help. And in an Open Dialogue context they both really, really heard and there's actually coming to understand what is the problem, and one of the things we say in Opened Dialogue is the problem is the problem. The cannabis isn't the problem, Dad is not the problem, the son is not the problem, it's actually trying to understand what's really going on. And it turned out that the young man had all sorts of feelings that he was unable to articulate, and all sorts of experiences that he didn't have a language for. And the psychosis is actually understood as in some sense a language for those experiences that didn't have a verbal language and that those experiences are interpersonal. Lynne Malcolm: So how did that change…the case that you're talking about, how did the change occur from the father not understanding the son and wanting to control some aspect of his behaviour, to a dialogue where the son was really being listened to? Flick Grey: Obviously in an hour and a half meeting not everything changes at once, but it relies on dialogue which is about not seeking to change someone but to actually really listen. I could feel an impulse in me to…do I want to tell Dad to back off and stop being so domineering, and perhaps tell the young man that actually the cannabis use was a problem and that needed to stop. But the therapists who are working listen to that inner polyphony, those inner voices that are going on in there head, but actually keep in dialogue, stay in dialogue. And there are moments during an Open Dialogue meeting where clinicians might turn to each other and do what is called a reflection and actually talk about what's going on in their head. So the open part of Open Dialogue is that absolutely everything happens in front of the network. And in some ways this model is a way of being with each other in this environment. Everyone's voice, the multiple perspectives people bring, are deeply listened to. And so people can feel ambivalent in that space and they can express their vulnerability, their frustrations, all sorts of things, and there's no sense of trying to change people, although change does happen through that deep listening. There's something really embodied about the experience. You see people, things change that are quite intangible in some ways but they are so moving. But I think the one that stands out is a young man, he had his family and his network around him, and I've only witnessed one session with this young man but he started to speak towards the end of the session. And I think it was partly because there was a peer worker who was in training with me who shared a little bit about her experiences with psychosis, and there was something about the way he looked at her that was this sense of 'I think you get it', and he started to speak. And afterwards his family said that they've never in their life heard him speak as much as he was now, that actually something was completely tapped into, that he started to find a language to speak. And you could see it in his face. When he started the meeting he was very shut down in a way that lots of people with quite serious experiences of distress…they can often be quite shut down, and then to see him come alive and this spark and then to hear the excitement of his family, that they were actually starting to have some conversations that they never imagined were even possible, and actually come to a place of giving up and thinking that this young man had irrevocably changed, whereas actually there was this sense of a flickering of life, but I think that was really, really exciting to watch. Lynne Malcolm: Flick Grey. Some of the principles of Open Dialogue are being adopted in Australia, but as yet only in an ad hoc way. Flick Grey, through her SANE Australia Hocking Fellowship, will explore international experiences of Open Dialogue with a focus on its relevance to the Australian context. She'll also investigate the benefit of including friends and peers in Open Dialogue meetings. Flick Grey: What I'm interested in is looking at the different ways in which Open Dialogue has been applied in different contexts, and also how peer workers have been involved in that, because I think it would make very little sense to only train clinicians in Australian in Open Dialogue, given that the peer workforce is absolutely growing exponentially at the moment. I think there is a really exciting space there for peer workers to be involved in these network meetings as fully fledged participants. But then also the other part of the Fellowship is that I'll be posting some community dialogues around Australia and so really engaging with some communities about what potential they see. At one dialogue I had, someone talked about why am I running off to Finland to learn something that Indigenous communities here have been doing forever, bringing people together to talk and assuming the relational sense of identity. And I thought that was a really interesting question about what are we already doing in Australian communities that we are just not valuing and not drawing upon as much as we could. One of the challenges has been that people say, oh, we already do that. And it has been really interesting in the training, a number of the trainees have said how profoundly they believed that when they started, that they actually thought they were already doing this. And I think when you look at Open Dialogue on paper, there are the seven principles, including immediate help and involving the family network, they are things that do look on paper like it's exactly what we are already doing, and I've certainly heard some prominent people in Australia say, 'Oh yes, yes, that's what we are already doing.' But I think it's actually something about the philosophy about what dialogue really is, that I think it's this sense of engaging without strategically trying to change people that to me is quite a profound shift around listening, and that also one of the things it does is that it actually changes the professional culture such that people are really listening to each other. And I think it actually changes the working conditions for clinicians as well such that they are much more able to be human and vulnerable and people in a way that I think the current system doesn't quite allow that spontaneity and just real depth of humanity. Lynne Malcolm: Flick Grey. Since 1988 when Open Dialogue was introduced in Lapland, research and evaluation of the model has been ongoing. Jaakko Seikkula: The main part of our research has been focusing on looking at what happens for people who become psychotic for the first time. And in the '90s we had a five years period in which we've included all first-time psychotic patients into a follow-up, and because we were also a part of Finnish national research project. There was one idea that we were very interested in, the question was what is the place of neuroleptic medication in the treatment of psychosis. And for that reason we followed the idea that neuroleptic medication was not started in the beginning, and only if there is a need to go into the medication. And our first surprise was that one-third of the patients used this neuroleptic medication and two-thirds never used it during the five years period of time that we followed their life. And in the follow-up we also realised that the outcomes were quite optimal in many respects because 81% of those people who became psychotic for the first time had returned to full employment, and 81% did not have any remaining psychotic symptoms. This is quite extraordinary, and this in a way verified that this Open Dialogue treatment that mobilised the resources of the families very fast after their crisis has emerged can be very helpful to have the people remain in an active social life. That's the main outcome that we have. And we repeated the same study 10 years after and actually realised that the outcomes were about the same. And very interestingly what had happened was that the duration of the untreated period had become shorter and shorter, which tells us that the population has learned to take very active conduct immediately after a crisis emerged, and of course it's much better for the survival and recovery. Lynne Malcolm: From your experience here in Australia and talking to people in the mental health area, what do you think it would take for Australians to move more towards this sort of approach? Jaakko Seikkula: First of all I see a big interest in this kind of work in Australia that is very encouraging for me in many respects, that we as professionals start to have a discussion of our clients in a way that is not only focusing on looking at the symptoms and defining how severe, pathologise these people, and plan steps of the treatment, but try to understand their life, how their problems are connected to life. And this would be a big change in attitude. Lynne Malcolm: Jaakko Seikkula. Reading: If you ever feel the need to come into our home again, I will not stand fast in your way, I will welcome you and believe in you. I will advocate your presence. And with my son, together, we will normalise the significance you bring, and the emotions you need my son to address. You taught me how to live life for the here and now, instead of planning too far into the future. I'm now living my life as I intended to. I know what has happened today, but nobody knows what tomorrow will bring. I can only be prepared. Thank you. Your friend and believer, Anna. Lynne Malcolm: From the letter that Anna Arabskyj wrote to her son's psychosis. Anna Arabskyj: I've always been incredibly proud of my son, from the first day of his psychosis. We got up and faced every day with whatever voice, belief or persecution he had to go through. I was proud of him then and I'm proud of him now, that he is finding a way to live his life, even though he may still feel those experiences are there. So immense pride, and a lot of pride for myself as well. I just feel so proud that I never gave up on him. Lynne Malcolm: Anna Arabskyj is co-ordinator of Soteria House in the UK, and she joined me via Skype. Thanks to Kerry Stewart for reading Anna's letter to psychosis. Head to the All in the Mind website for details from today, and we'd love to hear from you, so leave a comment on the site while you're there. Production today by Diane Dean and Mark Don. I'm Lynne Malcolm. Catch you next time, bye for now. Guests Anna Arabskyj Co-ordinator of Soteria House Community Mental Health Support Bradford United Kingdom Flick Grey Mental health researcher Awarded the 2015 Sane Australia Hocking Fellowship Dr Jaakko Seikkula Psychologist & family therapist in Finland Developer of Open Dialogue model Further Information Soteria House Bradford Sane Australia Hocking Fellowship Credits Presenter Lynne Malcolm Producer Diane Dean Sound Engineer Mark Don Comments (14) Add your comment Satu Beverley : 18 Feb 2016 4:23:30am Great to see that ABC is taking an active role in promoting Open Dialogue. As a carer and psychologist I have been advocating for this approach in Australia since 2011 after meeting with Professor Seikkula and spending 4 days at Keroputaa hospital in Finland to see how the program works in practice. For the benefit of all of us it has slowly been claiming its rightful place as the best approach to treat psychosis and mental illness not just in western world generally but also here in Australia. Reply Alert moderator Paul Ekwuruke : 18 Feb 2016 8:56:36am This is the way forward for the treatment of people in mental health crisis and their social network who are also experiencing first hand the illness and its effects. Its fundamental principles is relationship and relational being of the individual with his/her social network, their immediate environment, community and the world around them. Reply Alert moderator Beatriz : 19 Feb 2016 2:00:33am Thank you for this wonderful program. Reply Alert moderator Nicole Corrado : 21 Feb 2016 9:41:37am I absolutely agree that the person with mental illness must be listened to, and asked what they want and need. I also agree that people with mental illness are highly sensitive persons, and their insights may give us insight not only into mental illness, but humanity in general. Reply Alert moderator Trish Brown : 21 Feb 2016 9:26:17pm My partner brought the radio down to me in the garden thinking I might be interested in your program and he was so right! On hearing about 'open dialogue' I wish I had heard of this program when my son suffered his first psychosis in 2008 and again in 2011. He had struggled for many years with depression and, after listening to your program, perhaps what he really needed was to just be able to talk about his world and be listened to. Psychosis was a new aspect of his illness and a quite scary experience for me and my family and while the medical treatment was good, my son was very oppositional to ongoing medication and, to have access to an alternative approach such as this would, I think, have been an extremely appealing alternative. Thanks Radio National. Reply Alert moderator Clare Pitt : 24 Feb 2016 10:44:54pm This sounds like a wonderfully inspiring way of approaching mental health issues! Just wanted to flag that a lot of the philosophies and approaches seem very similar to those of Narrative Therapy, from Dulwich centre in Adelaide. Reply Alert moderator Jane Bligh : 29 Feb 2016 12:49:57pm Thanks so much for the wonderful podcast - it was beautifully compiled and fills me with hope for what is possible for consumers, their support networks and the broader Australian community. I'm hoping there is some research and/or lived experience that has been made public about the use of Open Dialogue in ongoing though less crisis focussed experiences of psychological distress related to depression and anxiety? As well as the use of Open Dialogue with partners of consumers rather than parents? If anyone has resources they could direct me to I'd be very grateful. Will be really interested also to see what Flick Grey reflects on through her research - particularly what can be learnt from our First Nations people in Australia - very exciting! All the best with it Flick. Thanks in advance to anyone who can send me further information:) Reply Alert moderator Rex Roberts : 02 Mar 2016 5:39:55pm Can anyone direct me to an Open Dialog practitioner in Houston, Texas, USA? ... or anywhere that I could contact for further information? Thanks in advance, Rex Reply Alert moderator Rex Roberts : 03 Mar 2016 1:48:52am Can anyone direct me to an Open Dialog practitioner in Houston, Texas, USA? ... or anywhere that I could contact for further information? Thanks in advance, Rex Reply Alert moderator Caroline Storm : 04 Mar 2016 8:28:13pm I had the privilege, last December, of meeting Flick and seeing her awarded the Hocking scholarship. I am extremely pleased we are following Finland's therapeutic experience and feel that so many of our seriously mentally ill have such a great hope of living more normal lives. I am also very sad... my daughter, who developed schizophrenia 25 years ago, mostly received medication rather than therapy,was maltreated at times, she died by suicide after dereliction of duty of care from her psychiatrist in a psych. ward. Thank God such fresh hope is present for our seriously mentally ill. Alert moderator James W. : 04 Mar 2016 7:40:45pm Curious that these basic humanistic principles are being utilized again. As a teenage psychiatric nurse trainee, ~35 years ago I received a thorough grounding in just such an approach, it being well known from the work of pioneering psychiatric nurse theorist ( & practitioner) Hildegard Peplau, who ~30 years earlier had shown how to be positively therapeutic in interventions, even before the advent of anti-psychotic Rx as a standard approach. Freud, of course - avoided the issue of psychosis as being too difficult for his techniques, but Thomas Szasz & other open-thinkers in the field were included in our curriculum. To see the predominance of the heavy 'maximum-effort' anti-psychotic Rx being favoured along with the 'shut up & sit dowm, or increase the Rx 'til you do' attitude has been dispiriting.. Like-wise the dis-establishment of psychiatric nursing as a primary qualification, with the loss of the skills base which allowed for the dedicated therapeutic 1-1 interaction in the most needful circumstances.. You only have to see the TV docos showing current treatment modalities & note how many of the practitioners have foreign accents.. not that there is anything wrong with that, apart from glaring cultural differences.. Reply Alert moderator Ursula : 14 Mar 2016 6:36:20pm "Why are you going to Finland to learn about something Indigenous Australians have been doing for years?" Well said!!! Its well overdue for a return to indigenous knowledge. Reply Alert moderator Susana Bluwol : 21 Dec 2016 12:24:29am I support the idea of following indigenous cultures. Open dialogue at home is a healthy way of communicating within family members, without judgment. This form of life, I would recommend to all families and friends groups, not to only have open conversations to treat someone with a mental illness, but as a way of life. The young members of a family learn firstly from their parents who would let the children know from the beginning that there isn’t anything they can’t share with them, all feelings, good and bad situations and emotions, without any fear nor shame. This is my description of open dialogue for wellbeing. I wonder if there has been any study to prove this theory. Alert moderator Paola : 22 Mar 2016 12:13:40pm Hi,I was so touched to hear this program ,but am so disappointed that I confront dead ends when trying to find out information about Open Dialogue here.I am desperately trying to find someone who could help my nephew who lives in Europe (Spain) but can't even find a number of a contact here.Anyone have any information they could pass on? Thank you. |
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